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Pisuerga nos llevó en volandas a la final

El Comercial Ulsa CBC Valladolid está en la final por el ascenso a LEB Oro después de vencer a CB Morón en el quinto y decisivo partido de la serie (95-74). Las ardillas firmaron una segunda mitad brillante merced, en buena medida, al papel que jugaron los más de 3.000 aficionados que hicieron de Pisuerga el sexto jugador que necesitaba Paco García. Sergio de la Fuente con 35 de valoración fue el mejor jugador de los locales, que se medirán a Zornotza por un puesto en la liga inmediatamente superior a LEB Plata.

No le faltaban alicientes a la cita y Valladolid respondió a la llamada del Comercial Ulsa. Pisuerga presentaba un ambiente espléndido, con cerca de 3.000 gargantas alentando a los suyos, dispuestos a dejarse todo sobre el parqué. Así, con más corazón que cabeza, los hombres de Paco García lanzaron tres triples en las tres primeras ocasiones. Agua. No entró ninguno, la ansiedad era patente y las ardillas estaban extra motivadas. Hasta que aparecieron Sergio de la Fuente y Boubacar Sidibe para imponer orden y dominar la pintura, una vez más.

Los locales comenzaron a jugar más agresivos de cara al aro y dejaron de abusar de los tiros de larga distancia. Y la fórmula resultó más existosa, aunque los fallos atrás a la hora de subir el balón terminaron en pérdidas que los de Rafa Rufián no dudaron en castigar. Los errores propios jugaron una mala pasada a los vallisoletanos, como suele admitir Paco García. Los sevillanos, sin embargo, entraron en bonus a falta de tres minutos de cuarto por disputarse y las ardillas comenzaron a conseguir las primeras rentas (18-13). Pero apareció Tyler Gaffaney en el último tramo del periodo como mejor sabe: anotando de tres para igualar la contienda y cerrar los primeros diez minutos (26-26).

Solamente el desacierto del conjunto carmesí a la hora de mover la pelota impedía que la renta fuera mayor a favor de los hombres de Paco García, pero el ritmo anotador estaba siendo demasiado alto para los intereses de los vallisoletanos. Tocaba ponerse manos a la obra y apretar en defensa. Pero llegaron los primeros problemas de cara al aro. Los visitantes cerraron filas y el acierto desde la larga distancia se redujo drásticamente para los locales y los sevillanos firmaron un parcial de 1-7 merced a la intensa presión a toda cancha que plantó Rafa Rufián sobre el parqué.

Las ardillas, sin embargo, no se achantaron y siguieron con el plan: buscar la canasta a base de penetraciones y músculo con Sergio de la Fuente y Boubacar Sidibe, imperiales una vez más, luchando contra Mansour Kasse y Ola Keshinro en la pintura. Y a base de pelea y empuje, a pesar de los problemas en la circulación, los moroneses entraron en bonus a falta de cinco minutos para el descanso.

Pero Rafa Rufián tenía su propio plan y hombres capaces de ejecutarlo: si los locales debían imponerse en la pintura, las opciones de los visitantes pasaban, en gran medida, por su acierto desde el perímetro. Así, Tyler Gaffaney y los hermanos Marín se echaron el equipo a la espalda para conseguir la máxima de +8 diferencia para los suyos (35-43) y mantenerla, parcialmente, hasta que finalizó el segundo periodo (43-49). Sergio de la Fuente, una noche más, lideraba a los suyos con 22 de valoración, pero las ocho pérdidas del CBC Valladolid, castigadas con canastas fáciles por parte de CB Morón, permitieron a los visitantes marchar a vestuarios con ventaja.

Las ardillas, en trance

Y la reacción se gestó en esos 15 minutos de pausa y de aislamiento en el seno del polideportivo Pisuerga, que minutos antes había iniciado la remontada despidiendo al equipo con vítores y a los árbitros con una sonora pitada. Durante la pausa, Celia García Paunero, hija del actual entrenador del conjunto vallisoletano, recibió un homenaje por su exitosa etapa universitaria en la NCAA D1 estadounidense, que cerró hace escasos días tras graduarse. Una vez finalizó el reconocimiento a la jugadora, los pupilos de su padre, Paco García, hicieron volar a la grada con un baloncesto de muchos quilates y viceversa, porque fue recíproco. El público fue el sexto jugador en un partido de vital importancia que recordó a las noches mágicas que se han vivido en el mismo escenario año atrás, bajo el escudo del Fórum, y que ahora abandera a un renacido Ciudad de Valladolid que está escribiendo su propia historia.

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Las sensaciones en la grada no tardaron en plasmarse sobre el parqué. El Comercial Ulsa salió extra motivado y firmó un parcial de 7-0 a las primeras de cambio y defendieron su aro durante cinco minutos, cuando Alejandro Marín salió al rescate de los suyos con una bandeja marca de la casa. Tarde. Rafa Rufián pidió un tiempo inútil porque la mecha ya estaba prendida y era imposible parar la reacción. Los de Paco García estaban en trance y daba igual el cómo, el resultado siempre era el mismo: los locales lo anotaban todo y los visitantes no eran capaces de hacer canastas salvo por acciones individuales merced a la inmensa calidad que atesora la plantilla de CB Morón.

Tras la pausa solicitada por el técnico visitante, Wade-Chatman comenzó su recital particular anotando dos triples consecutivos para delirio de la grada, que ya llevaba un rato “jugando” y decidiendo el encuentro. Miguel González, que también firmó una gran actuación en ambos tableros, con una excelente defensa sobre los exteriores visitantes y con el desparpajo y la agresividad que lo caracterizan, también quería sumarse a la fiesta y aportó otro triple en la siguiente posesión. Y Sergio de la Fuente fue el siguiente. Cuatro posesiones, cuatro lanzamientos anotados desde la larga distancia para un Comercial Ulsa que terminó el choque con un 11/20 en tiros de tres.

Y cuando los de Paco García no anotaban desde más allá del 6,75, los hacían desde la zona pero consiguiendo canasta y personal. Durante unos minutos solo valía ir de tres en tres, a pasos agigantados hacia la final. Así, el tercer cuarto finalizó 25-11 después de una auténtica exhibición baloncestística en ambos lados de la cancha y que permitían a los locales encarar los últimos diez minutos con ocho puntos de ventaja (68-60) y una anotación exageradamente alta que, sobre el papel, debería haber beneficiado a los de Rafa Rufián. Pero no en esta noche mágica.

Otra buena acción de un Wade-Chatman, que terminó con 18 puntos y 21 de valoración puso la máxima diferencia a favor de las ardillas (73-60) y supuso un mazazo para los moroneses, que se miraban los unos a los otros en el banquillo buscando respuestas a lo que estaba pasando, tratando de responder al ambiente deportivamente hostil que se había generado en un pabellón con bagaje en ligas superiores y que sabe cómo alentar en las grandes noches. Paco García, un estratega de una categoría extraordinaria, sin embargo, no se fiaba y quiso enfriar el encuentro dando entrada a Pablo Esteban.

Dicho y hecho. El universitario frenó el ritmo del partido, pero no el acierto anotador ni el trance que atravesaba el equipo. Todo seguía fluyendo igual, pero a una velocidad distinta, más lenta, esperando a que el crono muriera y certificase lo que ya sabían las más de 3.000 personas que estaban llevando en volandas a los suyos hacia la final de ascenso a LEB Oro: que el CBC iba a ganar ese partido. Y así fue. Entre olas de la grada y vítores, solo una falta antideportiva de José Alberto Jimézez sobre Daniel Astilleros, fruto de la impotencia, empañó el buen papel que realizó CB Morón en una serie de poder a poder y que Pisuerga decidió como sexto hombre (95-74), en en un auténtica fiesta anotadora en la que también participaron Eduardo Castaño y Alberto García, que recibieron sendas ovaciones de su gente. Minutos más tarde, se conoció el segundo finalista: Zornotza, que dio la campanada en suelo andaluz tras imponiéndose a Covirán Granada, principal favorito en la promoción.