El Comercial Ulsa Ciudad de Valladolid tendrá que remontar la eliminatoria. Su sueño de ascenso en estos playoffs pende de un hilo tras la derrota de ayer ante el CB Morón por 76-66. Los de Paco García cayeron pero compitieron, como acostumbran, hasta que las piernas dijeron basta. El desgaste de la serie anterior ante Lucentum Alicante sigue haciendo mella en una plantilla corta que seguirá luchando a pesar de que no haya fuerzas para ello. Las ardillas tendrán que apelar a la heroica para ganar el domingo a las 17:45 y traer a eliminatoria de vuelta a Pisuerga. Vencer o morir.
El Comercial Ulsa impuso su ritmo y mandó durante gran parte del encuentro disputado durante la tarde de ayer en el pabellón de la Alameda. Los de Paco García firmaron un gran arranque de partido y consiguieron las primeras rentas favorables (10-15) merced a un Sergio de la Fuente que anotó 10 puntos en poco más de cinco minutos de partido. Los visitantes funcionaban en ambos lados de la cancha y supieron administrar la diferencia hasta el final del primer cuarto (24-29).
El Alameda vibraba con el ritmo rápido que iba cogiendo el partido, una marcha que curiosamente suele ser desfavorable para este CBC Valladolid, que, sin embargo, mandaba en el marcador. Los de Paco García veían el aro con facilidad y el tanteo iba creciendo conforme pasaban los minutos, pero la defensa seguía aún sin estar ajustada como acostumbra.
Rafa Rufián pidió tiempo muerto y optó por el plan ‘B’: presión a toda cancha y asfixiar a las ardillas poco a poco. Y funcionó. Así, la primera fase era secar a Sergio de la Fuente, líder del Comercial Ulsa en estos primeros compases del encuentro, y cerrar la pintura. Dicho y hecho. Mansour Kasse y Keshinro se pusieron manos a la obra y lograron parar la sangría bajos los tableros. Sin embargo, los locales tampoco eran capaces de desarbolar el entramado defensivo de Paco García y el CBC Valladolid logró mantener las rentas hasta el descanso (36-42).
Pero tras el paso por vestuarios, el coche se gripó. La gasolina se acabó y las fuerzas estaban muy justas como para resistir la acometida de los locales y el calor sin humedad de la localidad sevillana de Morón de la Frontera. Así, el CBC Valladolid solo fue capaz de anotar 4 puntos cuando habían discurrido más de 7 siete minutos del tercer periodo. CB Morón, merced a un inspirado Tyler Gaffaney, que está firmando una gran eliminatoria, no solo redujo las diferencias sino que dio la vuelta al marcador en un visto y no visto.
Aunque las dinámicas de ambos equipos eran totalmente opuestas, el marcador reflejaba un igualado 55-54 a la hora de encarar el último asalto del tercer partido de la serie. Y las ardillas hincaron la rodilla. Un parcial de 6-0 inicial llenó de confianza a los de Rafa Rufián y desde entonces fueron imparables. Javier Marín, quien llevaba un gran encuentro hasta el momento, tomó las riendas del equipo y comenzó a volar sobre la pista y a anotar desde la larga distancia para desesperación de los jugadores del Comercial Ulsa.
Los sevillanos estaban de dulce y no hubo forma de parar el vendaval. Los de Paco García, irrendibles como siempre, lucharon hasta el final en busca del milagro, pero no saltó la sorpresa en el Alameda. Los locales no bajaron el ritmo y asestaron un castigo demasiado severo (76-66) a los vallisoletanos para la igualdad que se había vivido durante todo el encuentro. Los moroneses tendrán la oportunidad de sentenciar la serie este domingo a las 17:45 frente a su público. El Comercial Ulsa, contra las cuerdas.